Un escenario espectacular ubicado en el centro del recinto, seis ataúdes (al menos) ‘magnéticos’ suspendidos en lo alto, una batería en continuo cambio de orientación o pirotecnia a tutiplén eran sólo algunos de los detalles que presentaba Metallica.
.
El mismo arranque que tiene el trabajo que presentan, es el que tiene el concierto. De modo que “This Was Just Your Life” y “The End Of The Line” nos adentran en la versión en vivo de su nueva propuesta. A la postre darían buena cuenta de el nuevo álbum con seis temas. La primera concesión al recuerdo es “The Four Horsemen”, pero hasta ahí todo sonaba muy embarullado. Tan sólo la batería que tuvo un sonido estupendo durante todo el show parecía estar a la altura de un acontecimiento como éste.
En esta gira, poco o nada se están acordando de las canciones de sus discos más controvertidos. “The Memory Remains” es uno de ellos, un tema que resulta en vivo con el público coreándolo hasta el final, se acaba y la gente sigue. Digo la gente (u otras personas) porque yo no me incluyo. Se podían estar calladitos, a ver si dejan de tocarla…
.
Ahí abajo, con un calor ‘brutalicio’, y más cuando las explosiones pirotécnicas hacían acto de presencia. Con esos fogosos elementos calentando el panorama nos disponemos a escuchar una de las introducciones comodín de la gira. Cuando todo parece indicar que el siguiente tema sería “One” (finalmente, no lo llegaron a tocar), acometen con “Fade To Black”. A estas alturas, el sonido ya viene siendo más aceptable.
“Broken, Beat & Scarred” está siendo de los fijos dentro de los últimos. Personalmente veo a este tema como lo mejor de su “Death Magnetic”, disco que siguen representando con “My Apocalypse”. Tras él, James se dirige al público para formular la pregunta más tonta que se pueda hacer en un concierto de estas características: “Do you want Heavy Metal?” La respuesta del respetable no la recuerdo pero en el caso de que hubiera sido un ‘no’ enérgico, no les hubieran hecho caso. Y con “Sad But True” se mantenía alto el nivel de un show que languidecía con “No Leaf Clover”. ¿A cuento de qué tocan este tema? ¿Quieren revindicar el disco que grabaron con la orquesta? En fin. Encima, si tras esto tocan “The Judas Kiss”, que no es precisamente el mejor de su último disco, la cosa no sube.
.
Kirk Hammett juguetea ahora con su guitarra al ritmo de la setentera “The Sails Of Charon” de Scorpions, antes de que el grupo al completo se disponga a tocar “The Day That Never Comes”. Cada vez que la pirotecnia asomaba, subía la temperatura sobremanera. Pero el subidón llega con “Master Of Puppets”, clásico entre clásicos, y con el que Metallica siempre salen reforzados. Y como mayoría de la gente suele preferir “a fast song”, pues qué mejor que “Damage Inc.”. Si eres de los de las baladitas, no pasa nada, la siguiente es “Nothing Else Matters”, otra de las fijas en sus últimas apariciones en directo. La gente acompaña en el canto como es menester, aunque Metallica no sepa hacer baladas y Hetfield nunca haya tenido voz para ello. Menos mal que “Enter Sandman” puso en pie a toda la grada, si es que no lo estaba ya. Con ella llega el apoteosis y también los bises.
En el tramo definitivo esperábamos una versión, sí, ¿pero cuál? Hetfield dice que van con una de una banda que les ha influenciado mucho. Esa banda es Motörhead y ese tema es “Too Late, Too Late”. Con el penúltimo tema vienen a memorar uno del “Kill ´Em All”, cualquiera podría caer, y le toca el turno a “Hit The Lights”. Sin cambiar de álbum llega el final esperado con “Seek & Destroy”, a la vez que llueven del cielo del palacio montones de globos gordos y negros con el logo del grupo estampado.
.
Definitivamente, el hecho de cambiar el set list en cada actuación es un detalle, pero claro, no siempre llueve a gusto de todos y para gustos, los colores, pero pienso que ese día nos tocó bailar con la más fea viendo los temas que se clavaron en sus tres anteriores conciertos peninsulares. Sin “One”, “Creeping Death” o “For Whom The Bell Tolls”, a mí me falta algo. Por otro lado, “And Justice For All”, como si no existiera. Menos mal que se han cerciorado de lo que significa para los fans un engendro como “St. Anger”. Buen concierto, aún así, se notó que faltó algo.
Mención aparte para la organización, que ESTAFÓ vilmente mediante esas entradas que "hace meses estaban agotadas".
ResponderEliminarEl sonido era patético, más aun siendo el Palacio de los Deportes y Metallica.
Como dices nos tocó bailar con la más fea, pero yo creo que bailamos con la muerta.