El batería de todos y de alguno más, Mike Terrana, se convertía entonces el baqueteador que, a las órdenes de los ahora líderes Jens Carlsson (vocalista) y Piet Sielk (guitarra) tendría otra excusa más que convincente para hacerle sangre al doble bombo. La formación se completaría con el guitarrista solista Emil Norberg y el bajista Yenz Leonhardt. Con ellos llega “Of Doom And Death”.
Abrimos la lata con el homónimo "Of Doom and Death", el primer intento de llevarnos a la tierra en la que el guardián ciego daba sus primeros pasos. Ya desde el comienzo, vemos que hasta en el tratamiento de los coros se aproximan a Blind Guardian (me viene a la cabeza “Valhalla” cuando escucho este tema), por no decir que parecen una banda tributo. "The Ordeal" continúa refrendando mis palabras. La duración de la mayoría de los temas ronda los siete minutos de media, algo así como Blind Guardian. La afinación de las guitarras es la misma; parece que están tocando ellos. Para no ser tan empachoso con el tema de Blind Guardian (lo siento, pero no queda otra), voy a argumentar que también tienen cosas de Iron Savior. Escucha “Devil´s Spawn” y sabrás a qué me refiero. No obstante, Piet Sielk deja huella tanto en composición como en producción. Y de Persuader.
Aún así y con todo, el mayor referente sigue siendo Blind Guardian. El sonido de la banda, pese a que han pasado cuatro años desde “Dreamland Manor”, continúa impasible a los embates del tiempo. No importa la ausencia de Thomen Stauch; se mantienen fieles a un sonido determinado, que con la voz clónica de Hansi Kursch que tiene Jens Carlsson se enfatiza todavía más. ¿Muestras? "Chasing the Rainbow", un descarado ejercicio de imitación, o "Empire", con un poquito más de personalidad aunque estamos en las misma tesitura de tema acelerado a lo Blind Guardian.
El momento más edulcorado del disco llega con la incursión de "Ballad of Susan", una balada a piano con unos claros influjos de la música de Queen, sobre todo por el tratamiento de los coros. Hete aquí otro hecho que comporta similitud con Blind Guardian: su simpatía por la banda de Freddy Mercury.
Y volvemos al más de lo mismo con "Legend of Leto II" y "From the Ashes" (estribillo superempachoso) antes de llegar al final con el tema más personal de todo el álbum, "Dreamland", un tema instrumental de dos minutos y medio.
Cuando el objetivo de una banda es desempolvar el valor de discos como “Follow The Blind” o “Tales From The Twilight World”, inmediatamente despierta la atención de los viejos fans de Blind Guardian como yo. Soy de los que opina que Blind Guardian cambió radicalmente de tercio a finales de los noventa, con lo que dormiría plácidamente mi interés por ellos. De modo que una vuelta a las raíces se me hace atractiva. Ahí radica mi interés por Savage Circus. Pero visto lo visto, escuchado lo escuchado, Savage Circus no son Blind Guardian por mucho que se quieran parecer.
Copiar por copiar, pero sin llegar a nada realmente encomiable.
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