El álbum empieza a sonar con “Ride The Sky”, uno de los mejores temas que contiene. Buenos coros dentro una composición rayana a las de Yngwie Malmsteen, siendo el astro sueco de las seis cuerdas el principal influjo (una vez más) de la música de At Vance. Seguimos con la machacona y de tempo más lento “Torn – Burning Like Fire”, en la que continúa la dosis de metal neoclásico. Sin embargo, el tercer corte “Last In Line”, suena mucho más power. Es un rápido, con una galopante base rítmica y radiante de melodía. Otro de los mejores del álbum.
A mitad de trayecto, han querido deleitarnos con el cover de Free “Wishing Well”, bastante respetada pero elegantemente llevada al terreno de At Vance. En “Salvation Day” soplan vientos celtas por mor de unas melodías afines a esa cultura que, llevadas al campo del metal, dan un aire diferente a un tema que les ha quedado bastante bien.
Uno de los momentos más claros para el lucimiento individual de Olaf Lenk es “Vivaldi, Summer 2nd Set”, una adaptación de una composición clásica de Vivaldi. Retoman el hilo de las composiciones propias con “Power” que, precisamente, es un tema de power metal.
La balada del disco es “You And I”. Tiene un discurrir muy lento y un previsible solo de guitarra que se alza en el momento. Muy del estilo de las baladas de Yngwie Malmsteen. Toca levantar el ánimo con “End Of Days”. Aquí las teclas cobran un mayor protagonismo acompañando antes de diluirse en uno de los temas más rápidos del disco. Dejan caer el ritmo con “Falling”, llenando de melodías un tema que les queda bastante soso. Y, finalmente, nos dicen adiós con “Farewell”, donde se vuelve a dar salida a las elucubraciones guitarreras de Lenk, un tema que sigue las directrices de la mayor parte de temas del disco con la sombra de las canciones de mister Yngwie Malmsteen planeando otra vez.
Y esto es todo. At Vance tiene muchos discos mejores que éste. De todas formas, será del agrado de los fans del metal neoclásico.
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