Constancia es un proyecto ideado por Mikael Rosengren, teclista famoso por sus andanzas en Scudeiro, Token o Damned Nation. Él es quien compone y con la ayuda de la otra pieza clave de esta aventura musical, el guitarrista Janne Stark (Balls, Locomotive Breath, Paradize, Overheat, Zello, Mountain Of Power, Overdrive, Audiovision, Planet Alliance), buscó una selección de músicos que dotaran de vida a sus partituras. Contaron entonces con el vocalista David Fremberg (Andromeda, Space Odyssey), el bajista Michael Müller (Jaded Heart) y el baterista ‘Trumpeter’ Svensson (Globe, Locomotive Breath, Six Pack Boogie, Overheat, Mountain Of Power, Mercy, The Cardigans, Faith). Constatado: novatos no son.
Es un producto Frontiers, de modo que ya te puedes imaginar por dónde van a ir los tiros.
Los cortes iniciales son los mejores de todo el trabajo. Así tenemos dosis de potente hard melódico en “Fallen Heroes” y “Troublemaker” con buenas guitarras y elegantes teclados que en estos primeros cortes tienen un papel secundario. Con sus fantásticas melodías guitarreras y su melodioso estribillo, “Blind” tampoco les va a la zaga. Pero a partir de ahora los temas no alcanzan ese nivel y muchos se tornan demasiado normalillos, con alguna excepción.
La balada pianística “Little By You” no es gran cosa, mientras que “The King Is Calling” con el bajo tomando mucho cuerpo, es de lo más progresivo del álbum, pese a que su estribillo desprende ese aroma hard ochentero. “Dying By Your Flames” tiene un riff interesante y un estribillo que de nuevo te lleva al pasado. Aquí ya encontramos un punteo de teclado, donde el artífice del sonido se explaya a su gusto.
De los más flojos del álbum es “Save Me”, que a su vez tiene un aire sinfónico y una ambiente oscuro. También tiene un solo de teclado. Con “No One Like You” retoman la senda de los temas más guitarreros.
“Life Is A Mistery” es una balada semiacústica donde sólo se valen de las prestaciones del teclado para crear esa atmósfera melancólica. Es mejor balada que la primera, pero tampoco es nada del otro mundo.
Lo más tedioso del disco llega con “I Never Say Goodbye”, pieza más rica en matices y más sinfónico, pero sobre todo con la infumable “Wish I Could Fly”, donde la vena sinfónica sigue aflorando y su estribillo es simple cual mecanismo de un botijo. Despiden el álbum con el metal sinfónico de “Lost And Gone”, una composición bastante diferente al resto del por su carácter místico.
La ejecución de los temas es buena, la producción también y el cantante cumple con creces su papel. Pero haciendo balance llegamos a la conclusión de que “Lost And Gone” es un disco correcto sin más.
Todo lo que suene a novedoso tiende a levantar la expectación del público, quizá por esto ellos mismos se hayan atrevido a denominar su música como “Melogressive Metal”. Realmente, no es otra cosa que un álbum de hard rock melódico con algún toque sinfónico.
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