jueves, 8 de enero de 2015

MALAS NOTICIAS PARA LOS FANS DE BLACK SABBATH.




El guitarrista de BLACK SABBATH Tony Iommi ha concedido una nueva entrevista al medio británico Mirror, en la que describe los tres años que lleva de vida desde que se le diagnosticó un linfoma, forzándole a él y a la banda a trabajar en torno a su tratamiento. También ha revelado las probabilidades de que su cáncer retorne. Tristemente, son muchas.

“Después de que lanzáramos el álbum, salimos de gira e hicimos 81 conciertos en 28 países. Lo disfruté realmente, pero fue duro. Tras la enfermedad estuve verdaderamente cansado. Cada seis semanas tenía que volar a casa para el tratamiento en el hospital Parkway de Solihull, a las afueras de Birmingham. Yo estaba conectado a un gotero para que me llegaran anticuerpos que pararan la prolongación de las células cancerígenas. Luego tenía que estar dos o tres semanas recuperándome en casa antes de poder unirme a la banda de nuevo. Tuvimos que planificar todo el tour en torno a mi tratamiento. Esto equivale a muchos viajes. Y para empeorar las cosas, los vuelos afectan a mis glóbulos por causa del cáncer. En el momento en el que llegaba al hotel tenía ansiedad, temblores, todo tipo de cosas que no había sufrido antes. Era tan malo que comenzaba a preocuparme de si iba a poder estar bien. Me llevó dos meses recuperarme una vez finalizó el tour, pero los doctores dijeron: ¿Qué esperas? Te has estado machacando mucho”.

BLACK SABBATH realizó su último concierto de apoyo a su último álbum, “13”, el 4 de julio de 2014 encabezando el cartel de un festival en Hyde Park en Londres. Tras él, Iommi publicaba un vídeo-mensaje agradeciendo a los fans y comunicando que habría un nuevo tour en el futuro.

“Finalmente terminé mi tratamiento con anticuerpos este verano. Esto es bueno en el modo de que ahora tengo más energía, pero sigo sin saber si el tratamiento funcionó, porque tuve dos operaciones diferentes al mismo tiempo, una en la próstata y otra en los ganglios linfáticos. Tuve demasiados escaneos el año parado y mucha radiación. De modo que no puedo tener más exploraciones aún. Cada día me siento a buscar bultos o protuberancias. Cada vez que me duele el estómago pienso, ‘¡Oh, Dios mío, es el cáncer!’. Es horrible. Incluso sueño con ello, pero es mi vida ahora. Los médicos me han dicho que no esperan que el cáncer desaparezca. Sólo hay un 30% de posibilidades de que se vaya, pero lo más probable es que regrese y lo haga en cualquier momento. Ahora miro a la vida de otra forma. Podría estar aquí diez años más o quizás sólo uno, no lo sé”.

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