El regreso discográfico de
estos alemanes se anunciaba como una vuelta a sus raíces. Montones de bandas
hacen propaganda de obras venideras bajo ese eslogan que alude al retorno a los
orígenes. Luego echas mano del esperado trabajo y te quedas con cara de no
entender nada. El caso de GRAVE DIGGER es
distinto; si con ellos no entiendes nada, “el tío de la guadaña” te lo explica.
¿Que ha regresado utensilio en mano? Pues
vaya si ha regresado, haciendo rodajitas a todo bicho viviente con el que se
cruza a su paso a base de un auténtico y poderosísimo metal. Se dejan de gaitas
y regresan con su álbum más rápido, más incisivo y más heavy desde quizás ese
retorno a la escena con tremendos discos como “The Reaper” o “Heart Of
Darkness”. La fiabilidad del combo alemán se pone de manifiesto una vez
más.
Fundados
en 1980, ostentan ya con 16 discos de estudio (sin contar el que salió bajo la
denominación de DIGGER por
exigencias de la discográfica). Vuelven a tener a los Principal Studios
(KREATOR, IN EXTREMO) de Senden (Alemania) como emplazamiento
para la grabación. Y la formación se consolida
repitiendo por tercer disco consecutivo con Axel “Ironfinger”
Ritt
como guitarrista, Jens
Becker como bajista, Stefan Arnold como batería, H.P. Katzenberg como teclista y Chris Boltendahl, como vocalista y
sempiterno líder y alma del grupo. También recurren a su ilustrador
habitual, Gyula Havancsák,
que les lleva haciendo las portadas desde 2004 con “The Last Supper”.
El disco arranca con la introducción “Return Of The Reaper”, que llega
cimentada sobre unas funestas notas de piano sobre las que se alzan
desesperados gritos, mientras que el sonido del galope va adquiriendo cercanía.
Primeros indicios de que algo se avecina, un mortífero recital que no es otra
cosa que un festín de inmisericorde metal que comienza a tomar forma con el
single “Hell Funeral”. Cañonazo para empezar y
cañonazo para que no decaiga con “War God”. Lluvia de riffs demoledores, coros marca de la
casa o la corpulenta y característica voz de Boltendahl
dando el alma, es lo que nos encontramos en
estos primeros compases del álbum. Metal teutón elevado a su máxima expresión.
En “Tattooed Rider” levantan el pie del
acelerador trabajándose un riff más orientado hacia los sonidos que emanaban de
Norteamérica en los años ochenta. Como siempre, los coros del estribillo muy
trabajados y sonando muy contundentes en todo momento. Los encendidos temas se suceden sin descanso, sin una
tregua que permita darnos un pequeño respiro. “Resurrection Day” vuelve a disparar las revoluciones, antes de
aminorar con “Season Of The Witch”, de cadencia más
lenta y guitarras más machaconas. Alberga unos coros a mitad de recorrido que
evocan a los de “Tunes Of War”, pero
que en líneas generales es mucho más oscura y exhibe una cara más afín a lo que
han venido haciendo en el nuevo milenio. Vuelve la velocidad con la rapidísima “Road Rage Killer”,
de lo mejor, con la desgarrada voz de Chris
pregonando que aquí está el sepulturero. Particularmente, “Grave Desecrator” me lleva directamente a
los GRAVE DIGGER del “Heart Of Darkness”, y la también
velocísima “Satan's Host”, devuelve el lado más speedmetalero, remitiéndonos a los
primerísimos álbunes de la banda. Continuamos y no aparecen síntomas de
debilidad a la hora de crear este conglomerado metálico. “Dia De Los Muertos” parte con la particularidad del título. Su
estribillo se entona en castellano e inglés (aunque en la lengua de Cervantes Chris sólo se atreva con el título y
destile un pronunciado acento germano). Por lo demás, aparte de algún aspecto
que pudiera recordar a ACCEPT,
estamos ante otro puro tema marca de la casa.
Cada vez que veo las fotografías
promocionales este lanzamiento, más me creo que el pobre de H.P. Katzenberg, teclista él, es en
realidad una especie de mascota del grupo. Y es que aquí teclados, lo que se
dice teclados… ¡como que brillan por su ausencia! Aunque tenemos alguna mínima
excepción como las notas introductorias de la sensacional “Death Smiles At All Of Us”, que llega a base de pulsar teclas. Lo
que llega después es una descomunal descarga de Heavy Metal, con un riff que
mira a la escuela de los JUDAS PRIEST
del “Painkiller” y que mezclado con
la potencia del metal germano genera un auténtico bombazo cuya onda expansiva
da para reírse en la jeta de los que dan por muerto al metal de orientación más
clásica. Para redondear el álbum han elegido a la oveja negra del mismo. Lo
digo por su carácter de pieza más pausada, más tranquila. No en vano, resulta
igualmente valiosa. “Nothing To Believe” se ajusta a la
definición del término power ballad,
acuñado décadas atrás, y que quizá esté cayendo algo en desuso en estos
tiempos. Un definitivo tema que, a merced de esa dimensión épica e hímnica que
cobra, pone punto y final a un trabajo que demuestra que, pese a algún altibajo
en los últimos años, no han perdido para nada la inspiración y siempre tienen
un as en la manga para retornar a lo grande.
El álbum es un regreso al sonido previo a la
exitosa trilogía medieval que iniciaron con “Tunes Of War” en 1996. Una mirada retrospectiva que debe
satisfacer a los fans del speed metal germano de corte clásico, plasmada en
todo un derroche de energía y de rebosante fuerza por doquier. Sólo una canción
alcanza los cinco minutos, ya que estamos delante de temas principalmente
rápidos, directos y muy cañeros. ¿Es posible hacer un disco así 30 años después
de su debut discográfico? Para GRAVE
DIGGER la respuesta es sí, y “Return
Of The Reaper” una prueba irrefutable de ello.
Discográfica:
Napalm Records.
Listado
de temas:
01. Return Of The Reaper
02. Hell Funeral
03. War God
04. Tattooed Rider
05. Resurrection Day
06. Season Of The Witch
07. Road Rage Killer
08. Grave Desecrator
09. Satan's Host
10. Dia De Los Muertos
11. Death Smiles At All Of Us
12. Nothing To Believe
Como ya dije estamos de enhorabuena con la vuelta de Grave Digger!!!
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