Nuclear Blast armó la estrategia de reclutar a suecos Sabaton. Tras el alistamiento se dirime la edición de un nuevo artefacto sonoro cargado con diez bombas de power metal épico, potente y guerrillero. Joakim Broden (voz), Rikard Sunden (guitarra), Oskar Montelius (guitarra), Daniel Mÿhr (teclados), Par Sundstrom (bajo) y Daniel Mullback (batería) forman el escuadrón encargado de ejecutar unos temas que continúan cargados de letras históricas de marcado trasfondo bélico. De nuevo, la Segunda Guerra Mundial se alza como foco principal alrededor del cual gira la temática general del álbum, a excepción del último corte.
El primer estallido se produce con “Coat Of Arms”, el elegido como single; canción muy típica del conjunto, con un inconfundible aroma a Sabaton y ese modo de facturar power metal del modo que sólo ellos saben. Aquí las melodías de teclado tienen una carga especial y los coros, como siempre, están muy elaborados.
Cargado de pólvora llega la segunda pieza, “Midway” de esas que enganchan a la primera y que quedará como uno de los más destacables de esta nueva entrega de los suecos. Es un tema muy directo y con un estribillo simple a la par de efectivo. “Uprising” se asienta sobre unos teclados que facturan belicosas melodías, con Joakim cantando en una tesitura más suave, lo que le da un cariz más dramático a la composición, mas siempre con ese trabajo coral tan característico de la banda como elemento principal de atracción. Ha sido el segundo single para el cual han grabado un interesante nuevo videoclip.
Las fuertes ráfagas de metal de “Screaming Eagles” se ajustan al tipo de temas más veloces que hicieron en los primeros discos y que descuidaron un poco en la anterior entrega, aunque también es verdad que aquí tampoco es que abunden: es el único de esa índole.
“The Final Solution” tiene una importante carga sinfónica, a Joakim de nuevo explorando registros más calmados y una coronación espléndida con un estribillo épico e hímnico de impronta propia. “Aces In Exile” sigue indagando en la vena épica, ahora de forma más directa y encendida.
Dejando el teclado en un rincón, suena uno de los mejores de todo el trabajo, “Saboteurs”, puro Sabaton. Luego tenemos el que creo más flojo, “Wehrmacht”, adornado con melodías orientales. Este se hace un poco empalagoso. Por el contrario, “White Death”, otra vez desprovisto de teclados, vuelve a erigirse como uno de los mejores saliéndose un poco de la tónica general del disco.
El último tema, creo que merece capítulo aparte. No es que “Metal Ripper” sea algo novedoso, más bien todo lo contrario. Es una canción muy en la onda de piezas tales como “Metal Crüe” o “Metal Machine”, ya que no sólo se desmarca un poco del estilo habitual de Sabaton, sino que también rinde tributo al Heavy Metal con referencias varias. Comienza con un guiño a “The Ripper” de Judas Priest, e incluso le toma prestada alguna estrofa, como también coge parte de la letra de varias canciones: del “Gate Of Heaven” de Heaven´s Gate, del “Mr. Crowley” de Ozzy, etc. Además. ese “All aboard!” es una referencia descarada al señor Osbourne. Este tema se compuso antes del fallecimiento de Dio, de no ser así apuesto a que este homenaje se hubiera centrado en su figura. No obstante, vivo o muerto siempre nos hemos acordado de él. Sabaton también. ¿Quién sino Dio canta mejor eso de “blessed by the night holy and bright, called by the the toll of the bell”?
Sabaton no han cambiado ni un ápice y continúan construyendo las canciones con los mismos mimbres, aunque creo que en lugar de evolucionar más allá de “The Art Of War”, lo que han hecho ha sido tener presente también la esencia de obras más pretéritas.
Estamos ante un álbum muy corto que se pasa volando. No hay temas de relleno pero por contra puede que no haya ningún tema de la envergadura de “Attero Dominatus”, “Primo Victoria” o “The Cliffs Of Gallipolli”, ese tema que quede irremediablemente para la posteridad dentro de la herencia de Sabaton. Aún así, este nuevo trabajo reviste muy buenas maneras y creo que supera a su predecesor “The Art Of War”.
no al art of war, no lo supera.
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