El título elegido es “Cállate”, como aquella canción del “Prepárate” y que, lógicamente, no tiene nada que ver. Esperemos que a nadie le de por pensar que esto es un recopilatorio. Comercialmente, no ha empezado nada mal; se ha colocado en el número 31 de las listas oficiales de ventas en España.
Pues bien, lo que nos vamos a encontrar aquí, por un lado suena a los Obús de siempre pero por otro, se aleja peligrosamente de lo que la banda madrileña nos tenía acostumbrados por mor de experimentaciones que no casan con su concepción de entender un estilo musical que han defendido desde sus comienzos. Del mismo modo, notamos la pérdida del lado más heavy de la banda, sólo apreciable con cuentagotas. Han dado paso a un rock que está a medio camino entre el duro y el blando. Su sonido ha perdido fuerza y es un álbum más blandito por llamarlo de alguna manera. Como es lógico, habrá diversidad de opiniones en torno a esta nueva propuesta.
El arranque con “Corre Mamón”, muy a lo “Highway Star” pero con la huella inequívoca de Obús impresa es, de largo, de lo mejor del disco. Éste sí suena Heavy, puro Obús, como también lo es “Mi Amigo El Diablo”, con un deje a AC/DC bastante atractivo. Dos temas bastante dignos para abrir.
Pero tristemente, no tardamos en adentrarnos en el insípido mundo de canciones como “Cállate”, que fue el tema elegido para augurar lo que se venía encima; un tema de rock sin más y con menos chicha que la pata de un colorín. En “Él Es Rock And Roll” ahondan en la búsqueda de ese rock and roll simplón y edulcorado. Aquí cuentan con la colaboración de Carlos Tarque como invitado de lujo. ¿Esto suena a Obús o a M-Clan? Yo ya me estoy perdiendo. Por cierto, esta canción va dedicada al “Tío Luis”, que igual si no hubiera dejado la banda puede que esto hubiera pintado de otra manera. “Ya Le Estás Dando” tampoco ayuda a levantar mi desánimo. Ese marcado bajo que le da un toque algo funkie contamina la esencia de Obús. Un tema malo, sin más.
Con “Lobos Salvajes” recuperamos la esperanza. Un riff macarra y Fortu mostrándose más enérgico, hacen que este tema algo más digerible, más poderoso y en definitiva más aceptable. “Mintió” es la típica balada de Obús, desarrollada sobre unos parámetros más cercanos al blues y con arreglos orquestales para generar la atmósfera idónea.
Ahora la voz más dulce de Fortu nos imbuye en las rocanroleras melodías de “Es Lo Que Hay”, tema bastante accesible y también de los más destacados, muy Obús. “Un Reflejo En El Cristal” es un medio tiempo de hard rock que no está mal. Seguimos. “Mal Rollo” me da cuando escucho este tema. Una y no más. Esa son las veces que he intentado escuchar este engendro. Cualquier intento de innovar o intentar sorprender es totalmente respetable, pero dudo que la gente del rock desgaste el compacto escuchando esta canción. “Último Destino” tiene un sonido mucho más moderno, con Fortu casi rapeando en algunas partes y un estribillo suena descaradamente a “I Just Want You” de Ozzy Osbourne. Haz la prueba.
“Hermano Americano” ha sido colocado estratégicamente en el mejor punto posible del álbum: a modo de cierre. Se trata de un himno fraternal de contagioso estribillo que les ha quedado muy bien, todo hay que decirlo. Va dedicado a los fans latinos y, como he dicho, es pegadizo a más no poder.
Yendo al grano, Obús nos sale ahora con un disco demasiado irregular, con muy pocos temas destacables, llevando su música a un hard rock suavecito en el que predominan cortes facilotes y de poco enganche. Por esto, se aleja de la posibilidad de quedar encuadrado entre sus mejores trabajos. De un disco de Obús necesito más.
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