martes, 12 de noviembre de 2013

SLAYER: "SHOW NO MERCY" (1983). Review de Diego González.




Fecha de lanzamiento: 3 de diciembre de 1983.
Discográfica: Metal Blade Records.

“Show No Mercy” surgía en medio de la espiral glam que engullía el mercado norteamericano en cuanto a rock se refería, aun así, la popularidad del heavy iba en aumento. 1983 fue el mismo año que por primera vez una banda de Heavy Metal copaba las listas americanas (QUIET RIOT, “Metal Health”), el mismo año en que bandas como RATT o MÖTLEY CRÜE comenzaban a despuntar, pero ellos querían hacer algo totalmente opuesto a lo que primaba en las listas de éxitos y alejarse de la propuesta de las bandas maquilladas. Además, siempre les atrajo esa idea de generar esa imagen de chicos malos. SLAYER no vinieron a hablar de chicas, fiestas y motocicletas: llegaron para hablar de Satán.

Definitivamente, “Show No Mercy” no fue un disco que marcara las pautas del verdadero estilo musical grupo, a pesar de que su definitoria personalidad musical aquí se encontraba en ciernes. La gesta del sonido de este primer trabajo se debe a la mixtura de los gustos musicales de Kerry King y Jeff Hanneman, que fueron quienes se repartieron el peso compositivo de este primer trabajo. Jeff era un fan del punk principalmente, admirador de grupos como DEAD KENNEDYS, BLACK FLAG o T.S.O.L, aunque no se limitaba a escuchar este tipo de bandas. Kerry atendía más a la NWOBHM; siempre idolatró a Glenn Tipton y a sus JUDAS PRIEST. En principio, estos gustos podrían resultar chocantes a la hora de iniciar un grupo con un objetivo común, pero ambos convergían en el gusto por bandas clásicas como IRON MAIDEN y JUDAS PRIEST. Comenzaron versionando a estas bandas. Luego Hanneman les metería en el punk y esa mezcla dio con la rapidez y agresividad del grupo, lo que haría definir el sonido mucho más, pero inicialmente la banda se miraba en el espejo de VENOM, MERCYFUL FATE o sus paisanos METALLICA. Se ha dicho que cuando vieron a estos últimos a mediados de 1982 decidieron endurecer su sonido y tocar más rápido. Que METALLICA era uno de sus referentes a la hora de crear su sonido queda evidenciado en la primitiva entrevista que les procuró Brian Slagel allá por 1983 para su fanzine “Whiplash”, en la dejaban patente esa admiración por la banda de Hetfield y Ulrich. Curiosamente, con los años han obviado esa influencia a ser preguntados por sus orígenes.


En términos de producción, “Show No Mercy”  dista de la que se le supone a un conjunto de primer nivel. SLAYER no eran nadie en ese momento, y más teniendo en cuenta que para costearse la grabación, Tom Araya tuvo que rascarse el bolsillo, aportando el dinero que ganaba como paramédico. El progenitor de Kerry King también tuvo que contribuir económicamente en forma de préstamo. En realidad, habían partido sin ningún presupuesto y las horas en el estudio estaban limitadas. Había que conjurarse para, en unos estudios locales (Track Record), inmortalizar el ritual sonoro que tenían en mente. Se dice que se registró en tan sólo ocho horas y de noche. La escasamente boyante economía del cuarteto no daba para más. Tres semanas después, el disco ya estaba en la calle, por lo que definitivamente su salida data de diciembre de 1983. Esto explica el resultado final de la grabación, en la que se aprecian detalles que delatan la crudeza de la misma, con guitarras que parecen presentarse al ser enchufadas antes de escupir esos desgarradores riffs. Esa suciedad en la producción, con ese sonido tan visceral y cavernoso, le confiere ese regusto encantador. Le dota de autenticidad. Su ópera prima era un inmisericorde conglomerado sonoro que mostraba a una banda distinta, llevando el metal hacia un nuevo extremo. No obstante, no deja de ser un híbrido de heavy y thrash, así como el disco más orientado hacia el heavy clásico de todos los que componen la discografía del grupo. Las influencias de la NWOBHM están ahí bien presentes. Pero tampoco hay que olvidar que dejaba inequívocas muestras de lo que iba a ser SLAYER en un futuro inmediato. Letras cargadas de violencia son pan de cada día para un grupo que comienza a mostrar sus cartas desde el diseño de portada, en la que la desvergonzada inclusión de connotaciones satánicas, no hacía sino advertir del contenido del trabajo. Su contraportada con ese “side 666” o ese logo estampado en un gran pentagrama coronado con una cadena, le valía al cuarteto para polemizar desde el principio y para salir a voces proclamando el advenimiento de la banda. Lo importante era ser conocidos, estuvieras al lado del Diablo o de la Virgen María.

La atronadora batería de Lombardo, que parecía venir de otro mundo, las incendiarias guitarras del dúo Hanneman/King, portadoras de retahílas de infernales riffs, o las desgarradoras líneas vocales de Araya, moldeaban el concepto musical de “Show No Mercy”. Eso sí, el bajo era prácticamente inaudible, pero ese defecto siempre resultó de lo más nimio para su cohorte de fans.


Diez temas que en poco más de 35 minutos rebasaban los límites musicales de lo establecido partiendo de la ceremonia maléfica de “Evil Has No Boundaries”, una canción muy influenciada por VENOM. Escuchando temas como este no es de extrañar que “Welcome To Hell” sea uno de los discos de los que más se hayan empapado King y Hanneman. Recordamos que ellos son los autores de las composiciones aquí presentes. Esta pieza encierra la anécdota de que el batería Gene Hoglan, se unió a los coros de ese estribillo. Hoglan, que más adelante pasaría a formar parte de bandas como DARK ANGEL, DEATH o TESTAMENT, llegando a ser conocido como “el reloj atómico” por su velocidad y técnica con el doble bombo, no se encontraba ahí por casualidad; era roadie de SLAYER por aquel entonces, ayudando tanto con los focos como con la batería. Sin embargo, no fue el único que vociferó enérgicamente, y es que la banda apostó por que unos cuantos amigos saltaran al grito de “Evil”, enfatizando así el malévolo coro. “The Antichrist” no hace sino realzar sus intenciones musicales, otro escupitajo a la cara de lo políticamente correcto. El anticristo se merece una de las mayores reverencias de un álbum ante el que hay que postrarse. Sus veloces riffs, esa frenética invitación a cabecear en las mismísimas puertas del averno, el desquiciado canto de Araya, que parece como si fuera el mejor portavoz, son sólo algunos de los matices que agrandan la propuesta del grupo. La virulencia de sus letras que, a cada tema, parece como si SLAYER hubieran desatado el infierno. “Die By The Sword” mata desde la primera nota y es capaz de profanar con su contagioso estribillo. Un gran clásico de la banda, sin la menor duda. “Fight 'Till Death” es el primero de los únicos cuatro temas en los que no aparece mencionada la figura de Satán. Musicalmente, considero que tiene una carga de lo más influyente, y si no, que se lo pregunten a Mille Petrozza (KREATOR), que bien habría podido haber tomado buena nota de uno de los riffs. Parece incontestable que las bandas europeas miraron sin recato al otro lado del Atlántico. Estamos ante una canción en la que la rabia thrash rebosa hasta salirse por todos lados. Otro aspecto estilístico de este álbum es el influjo que le transmitió la NWOBHM. Estas influencias comienzan a aflorar en “Metal Storm / Face The Slayer” (King), cuya primera parte es una introducción al más puro estilo del Reino Unido.


Si bien es cierto que los cuatro temas que compuso Kerry King son los que más beben de lo que exportaba Gran Bretaña, también lo es que dejó su impronta en uno que es puro SLAYER, “Black Magic”. Thrash metal con todas las de la ley y una pieza esencial que no tardaría en convertirse en un verdadero clásico. “Tormentor” (Hanneman), que también venía dotada de una especie de infernal preludio, o los dos minutos y medio de la veloz “The Final Command” (King), que parece inspirarse en “Transylvannia” (IRON MAIDEN), son dos temas que retoman las evidencias del influjo que tuvo la NWOBHM en la banda. La velocidad de este último ya daba pistas de lo que vendría después. Ya habíamos señalado que aún se estaba gestando el verdadero sonido de SLAYER. Cabe decir que en “The Final Command” tocan por primera vez el tema del nazismo y, curiosamente, está compuesto por Kerry King. Digo esto, porque el fanático de los acontecimientos bélicos era Hanneman, el mismo que levantó una tremenda polvareda creando más tarde el polémico e imprescindible “Angel Of Death”. En “Crionics” (Hanneman) se vuelve a desvelar el gusto que tenían por IRON MAIDEN si atendemos a esas guitarras, pero no deja de ser un tema cuyo estilo ya se diluiría por completo en siguientes lanzamientos. También eran seguidores de sus paisanos METALLICA y el corte que daba nombre al disco, “Show No Mercy” (King), descifra claramente esta premisa; se trata un tema de speed metal con todas las de la ley, del ancestral y primitivo, de aquel que comenzó a aflorar en aquella época, pero con el añadido de llevarlo por su vertiente más diabólica. Además, daban un paso más en aras de su supuesta adulación por Satanás: “In Our Lord Satan We Trust” era una frase que daba parte de colorido a un texto no apto para los acólitos del Papa de turno. El auténtico número de la bestia estaba grabado a fuego en este álbum.

El mundo del metal no estaba preparado para ver cómo este ciclón les pasaba por encima, por ello el azote de la crítica se cebó con ellos. No se había visto nada igual. Sin embargo, y pese al aluvión de críticas desfavorables, la banda se convirtió de inmediato en una banda de culto y adoptó una relativa fama que les ayudó a embarcarse en su primera gira por Estados Unidos. Prueba de que su propuesta estaba calando es que el disco se convirtió en aquellas fechas en el álbum más vendido de Metal Blade, sello acostumbrado a despachar unas 5.000 copias de promedio. SLAYER reventaron la media con 20.000 unidades en Estados Unidos y otras tantas en el resto del globo.

Con todo esto, consiguen ganarse una fama en el underground de una escena californiana que a la postre iba a ser una de las fuentes más potentes y prolíferas del Thrash Metal a nivel mundial. Sin duda, era el escenario más propicio para el nacimiento de un conjunto como SLAYER.

Es verdad que en Centroeuropa, eso sí, todavía en las sombras, vagaban grupos como los germanos SODOM o los suizos HELLHAMMER, que ya tenían registradas unas maquetas en las que también alzaban el metal a unos niveles de dureza inusitados, izando, del mismo modo, la bandera del satanismo y el mal. Esto no resta que SLAYER, y concretamente su primer lanzamiento, esté considerado como pionero o sirva de espejo a una nueva forma de entender el metal; los californianos sacaron antes la cabeza y no se demoraron en hacer lo propio con el resto del cuerpo.

Además, y muy posiblemente, este primer disco tampoco goce del reconocimiento de otras obras del combo, pero es innegable su aportación al género y al catálogo de estandartes en forma de canción del cuarteto. “Die By The Sword”, “Black Magic” o “The Antichrist” continúan siendo piezas recurrentes en sus directos a día de hoy. No venerar “Show No Mercy” es una auténtica blasfemia.

TRACKLIST ORIGINAL DE “SHOW NO MERCY”:

01. Evil Has No Boundaries (Hanneman) (03:12)
02. The Antichrist (Hanneman) (02:50)
03. Die By The Sword (Hanneman) (03:37)
04. Fight 'Till Death (Hanneman) (03:40)
05. Metal Storm / Face The Slayer (King) (04:55)
06. Black Magic (King) (04:07)
07. Tormentor (Hanneman) (03:46)
08. The Final Command (King) (02:33)
09. Crionics (Hanneman) (03:30)
10.
Show No Mercy (King) (03:08)


3 comentarios:

  1. Enhorabuena, gran review de un DISCO increíble!!! Muchas gracias por tu gran aportación!!!!

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  2. Para mí Show No Mercy es el mejor disco de Slayer. Muy buena crítica.

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  3. Muy interesante lectura.

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