Elyse Pahler salió de casa un 22 de julio de 1995. Ya nunca regresó. Y SLAYER fueron demandados por el brutal asesinato de esta chica de 15 años.
El cuerpo de Pahler fue encontrado sin vida ocho meses después, en marzo de 1996, en las proximidades de su vivienda en Arroyo Grande, California. La autopsia reveló que había sido estrangulada, asesinada a puñaladas y violada. Los artífices del detestable crimen fueron sus conocidos Jacob Delashmutt, Joseph Fiorella y Royce Casey. Al parecer, los autores también mantuvieron relaciones sexuales con el cadáver en días posteriores. La localización del cuerpo se produjo cuando Casey confesó el crimen tras una conversión al cristianismo. El trío sacó a Elyse de su casa con la clara intención de matarla en un supuesto ritual satánico, si bien es verdad que el crimen alberga muchas de las características de otros asesinatos similares de índole sexual. En su defensa, los acusados aducieron que precisaron cometer un “sacrificio al diablo” para dar a su banda de Heavy Metal la “locura” de “ser profesionales”. Esta no era otra banda que SLAYER.
La demanda a SLAYER fue interpuesta por los padres de la chica, David y Lisanne Pahler. Ellos alegaron que las canciones “Post Mortem” y “Dead Skin Mask” proporcionaron a los tres asesinos las instrucciones detalladas para “acechar, violar, torturar, asesinar y cometer actos de necrofilia” con su hija. La querella se presentó originalmente en 1996, pero se retrasó hasta el año 2000, cuando concluyó el juicio de los asesinos.
El caso inicial fue desestimado: “En términos legales, no hay ninguna posición que pueda adoptar a SLAYER como responsables de la muerte de la chica. ¿Dónde se traza la línea? Podrías empezar a buscar en la biblioteca todos los libros de la estantería”, expuso el juez. No contentos con la resolución, los Pahler emprendieron una segunda ofensiva contra la banda alegando que “SLAYER distribuía material perjudicial para la juventud de manera voluntaria”. Esta acusación también fue sobreseída: “No considero que la música de SLAYER sea obscena, indecente o perjudicial para los menores”, declaró el magistrado E. Jeffrey Burke.
Y es que, como dejó ver el juez del caso, no se sabe hasta qué punto un libro, una canción o una película puede conducir a cometer un acto tan atroz.
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