Pasados tres años regresan con “Death Dealer”, mas un trienio ha dado para algunos cambios como observamos en la alineación de músicos. El bajista (Peter Macken), el batería (Julian Watson) y el teclista (Stephen Rosser) que grabaron la ópera prima han salido de la banda, quedando la formación como sigue: John “Harv” Harbinson (voz), Keith Harris (guitarra), Chris “Poley” Polin (guitarra), Graham McNulty (bajo) y David “Davy” Bates (batería). Ya no hay teclista.
Asimismo, en comparación con “Caught In The Act”, que encerraba temas de hard rock de raíces británicas, “Death Dealer” enfoca la música de Stormzone hacia sonidos más duros, hacia un Heavy Metal más potente. Además en esos tres años, Stormzone ha conseguido telonear a bandas como Yesterday & Today, White Lion o Tesla, o ha logrado estampar su firma con Steamhammer / SPV (Jess Cox, vocalista de Tygers Of Pan Tang ha tenido mucho que ver en ese contrato). De esta rúbrica sale “Death Dealer”, producido por la propia banda junto con el cazatalentos Neal Key. La portada responde al arte de Rodney Matthews (Magnum, Thin Lizzy, Praying Mantis, Diamond Head).
“Death Dealer” desarrolla en más de setenta minutos un surtido de temas de una calidad envidiable. El corte homónimo, el primer y excitante tema “Death Dealer”, de entrada considero que tiene que funcionar muy bien en directo. Tiene un estribillo que es toda una descarga de adrenalina, frente al que no podrás evitar gesticular con tus puños al grito de los coros del mismo, al tiempo que Harvinson saca a paseo su poderío vocal. ¡Vaya temazo para ponernos en vereda!
“Secret Gateway” es otro de los temas que atrapan de inmediato, dejando esa sensación de que Stormzone tiene muchas cosas que decir. En “The Memory Never Dies” adelantan un esmerado solo de guitarra a la vez que nos adentra en una composición de tintes más melódicos, mientras que con “Inmortals” regresamos a un Heavy más conciso.
La más extensa de todo el trabajo es “The Legend Carries On”, con cerca de ocho minutos y medio. Ésta tiene un arranque acústico, poco a poco va ganando fuerza, y ya con la entrada de los riffs se transforma en un electrizante viaje musical coronado con un fenomenal estribillo en la tradición de los primeros Queensrÿche. Sin cambiar de propuesta continúan con “Labyrinth”, que me parece de las menos convincentes y lo mismo diré de “Wasted Lives”, la balada del álbum que, francamente, no me parece gran cosa.
Superado este leve bajón, “Stand Up And Fight”, pese a que es una canción con una letra plagada de tópicos (hay varias en el disco) y quizá también algo estereotipada en su esquema musical, vuelve a mostrar a Stormzone en todo su esplendor. “The Chosen One” es un tema muy conseguido y el que más se acerca, aunque sea de lejos, al hard rock.
Con “World Of Sorrow” de nuevo me asaltan recuerdos hacia los Queenrÿche de los primeros discos. Bañada con grandes melodías tenemos “The Greatest Sacrifice”, otra canción estupenda, como no menos lo es “Final Journey”, otra de las composiciones más largas y la elegida para concluir este sorprendente trabajo.
No quiero dejar de mencionar la fantástica labor de los músicos y sobretodo la de John Harbinson, enorme vocalista con un portentoso torrente de voz.
A diferencia de otros grupos que rememoran tiempos pretéritos, Stormzone tiene un toque particular y quizá sean más complejos en sus esquemas musicales. Muchos temas pasan de los cinco minutos. Personalmente, considero que su estilo se ajustaría más a un Heavy ochentero más tardío, más evolucionado. Pero lo más importante de todo: que dentro la maraña de acordes hilvanados por Stormzone se aprecia personalidad, mucha, y con ella logran construir un metal que suena atemporal. No es fácil conseguir lo que ha logrado estos irlandeses con este disco.
Estarán abriendo para Cinderella esta misma semana en Madrid.
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